Me Quedo Aquí XXI
Como un accesible lenocinio,
o una mancebía en dominio,
soy como la fuerza en el alma,
y soy la mujer que lleva a cabo,
si al fin y al cabo estoy sin calma,
soy una mujer con atracción inaudible,
cuando ni el sol me puede mirar,
y observar el cielo quedo yo,
alcanzando nubes de algodón,
con tan sólo ver con mis propios ojos,
son tan suaves como el deseo,
se deshacen entre mis cejas,
y dejas amar la aventura en fortuna,
y vivo en un lenocinio,
es como demostrar que exterminio,
si mi esencia es un ¨flee¨,
que atemoriza de un espanto seguro,
es un prostíbulo de mala calidad,
y vivo hoy como una osadía,
que por el día soy una niña,
y por la noche soy una mujer,
y de alto renombre,
y caigo en la desesperación,
vivo en una mancebía,
es un lugar inhóspito,
si me quedo aquí,
es como presentir un burdel,
y los hombres caen como monedas de oro,
son como un gran y único tesoro,
limpian hasta el alma,
y dejan impoluto el trasero,
me quedo aquí,
es como pertenecer al suicidio,
y morir sin redención,
es como caer entre colores,
y caer rendida entre luces de colores,
y brillando como la luz,
queda mi alma desnuda,
de un sólo mal tiempo,
en que el reloj no da las horas,
y nadie sabe la verdad,
en que vivo en un lenocinio,
y tan subrepticio es el calor,
en que sólo se percibe el frío,
no soy como las demás,
sino ser yo misma,
un hombre y que es mi vecino,
limpia todo y a él le encanta todo,
no sé cómo existen hombres así,
se debe de dar cuenta de lo que hace,
me quedo aquí,
pues, es mi inhóspito lugar,
los hombres llueven aquí,
y caen como gotas de un diluvio casi inmortal,
arriba yace la muerte,
y abajo la vida,
es una mancebía o lenocinio,
burdel o prostíbulo,
y todo porque me han llevado de lugar,
con un hombre, el cual, usurpa voz,
y yo creyendo en él,
caí como la niña de sus propios ojos,
y como retina mirando y observando todo,
quedé con la ilusión,
quedé con la decepción,
amarga de un sólo mal tiempo,
cuando ni una lágrima cae,
pero, sí, hombres en la mancebía de mi corazón,
de mi alma desnuda,
y de mi cuerpo sin vestimentas,
me quedo aquí,
pues, es mi mundo,
y mi corteza es mi dureza,
como niña a mujer,
como mujer a niña,
hombres llueven,
y sin saber que no estoy donde debo de estar,
quedan satisfechos carnalmente,
cuando su instinto es violar,
a la mujer ajena,
me quedo aquí,
pues, es mi mundo,
y no una mancebía, lenocinio,
burdel o prostíbulo,
como lo creen mis ojos,
cuando miran alrededor,
y son como ratas debajo de mí,
comiendo las sobras de otro,
y no soy accesible,
sino un sol entre lluvia y diluvio,
y ciego a cualquiera,
con mi luz,
cuando no doy abastos,
y absortos de tiempo,
quedan los hombres sin mí…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
EMYZAG
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2024 a las 00:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.