No puedo quejarme

Me des-engañaste y me dolió, es cierto,
por eso me puse a tomar ron
en una actividad de la Unión 
de Periodistas de Cuba dedicada
a Frei Betto.

Menos mal que la presentación
de un libro suyo nos obligó
a salir rápido del dispensario.
Pero esta nota merece pocas líneas.

Si Haydée Santamaría siguió adelante
cuando miró los ojos de su hermano
que ya no podía verla;
si Juan Gelman, después de la desaparición
de sus hijos y su nuera, entonó
sus poemas como cantos de guerra; 
si el Manchester United ganó 20 ligas
y tres Champions luego de sufrir
su peor derrota en un avión,
contra el equipo de la muerte y la nieve;
si Ibrahim Hamadtou perdió los brazos
y aprendió a jugar tenis de mesa con 
los pies y la boca
¿Tengo algún derecho de quejarme?