En la ciudad de luces dormidas, bajo la sombra de un cielo plomizo,
vaga un fantasma eléctrico, perdido en el abismo.
No hay dolor que no haya conocido, ni noche sin su desvelo,
en su pecho hay un corazón herido, marcado por el duelo.
Era amor lo que tenía, fuerte como tormenta eléctrica,
ahora solo queda la melancolía, y una tristeza aritmética.
Sus pasos resuenan en calles vacías, buscando lo que fue,
en sus ojos, las luces frías, de un amor que se deshace en la fe.
Cada recuerdo es un relámpago que ilumina su desdicha,
en este juego de espejismos, donde la esperanza se desliza.
Fantasma eléctrico, errante en su pena, en su eterna búsqueda,
de aquel amor que como viento pasa y en su alma se queda.
La ciudad observa en silencio su lamento entre las sombras,
un espectro de amor y remordimiento que su propio eco nombra.
Y aunque la luz del día disipe las sombras de su tormento,
él sigue siendo un fantasma eléctrico, atrapado en el momento.
Entre susurros de la brisa, se escucha su suspiro,
un canto a lo que desprecia, su último respiro.
Fantasma eléctrico, vagando sin destino, entre el desamor y el olvido,
su historia, un eco en el viento de un amor que ha partido.
- Autor: Brian Carmona ( Offline)
- Publicado: 6 de marzo de 2024 a las 00:15
- Categoría: Amor
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, jvnavarro, Rafael Perez Ortola, MIM (Fideo de Mileto), Martha patricia B, Luis E. Calderon Romero
Comentarios2
Nos planteas un magnífico contraste poético entre la electricidad y el suspiro. Hondo recorrido, sin duda.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por su análisis. La magia de las palabras es un espectáculo para nuestra comprensión. Reciba un abrazo de vuelta
¿Somos fantasmas eléctricos?
Lo somos
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