Jamás debemos perder el brillo de nuestros ojos, ni tampoco la
luz de la mirada, a pesar de tener que ver tantas cosas que
terminan oscureciéndolos.
Cada día es una pequeña vida, ella es como un viaje por el
mar, hay días de mucha calma y otros de tempestades. La
vida es demasiado corta para hacerla mezquina. La verdadera
sabiduría, está en saber lo que podemos eliminar por sernos
prescindible, eso es tan cierto como lo es, que la conciencia
tiene más peso que las opiniones de la gente.
Os diré que los buenos momentos suelen venir solos, por
consiguiente no tiene sentido alguno esperarlos...
¡Al no poder escoger entre lágrimas y risas, hay que decidirse
por las más hermosas!!
Comentarios1
Muy buen pensamiento. Le doy un abrazo fraterno y que brillen nuestros ojos siempre.
Dios le bendiga.
Muchas gracias. Eso mismo te deseo.
Un saludo cordial
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