Como el plato y la cuchara:
No se entienden uno sin la otra.
Como degustar moras:
Complicado, sin tener algun dedo pinchado por las zarzas.
Como manchas en la ropa,
que el detergente limpia,
antes de volver a transitar.
Dentro del mismo libro
tienen capitulos propios,
escritos en escenarios diferentes.
No son patrimonio de nadie.
Pronunciarlas libera
de la carcel del aislamiento
y muestra lo mejor de uno mismo.
Son el mejor antídoto
contra el rencor.
Los desaciertos son sombras
en una pintura de horizonte abierto,
donde atardecer y amanecer
se confunden.
En el vaho del cristal,
alguien ha escrito con los dedos:
PERDON Y GRACIAS
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