Un día, el sol brillando,
tomaste de las crines al tobiano
y creciste en mi mirada y en mi voz
al galope tendido de tus sueños.
Calor de vida, espinillos dorados,
espina y tala, monte y aguas sonoras.
Corazón y latidos en los cerros
músculo y sangre y lúcida mirada.
Y un día el cielo se nubló
y fuiste hombre arropando los espacios
en esa, mi pausa necesaria.
Sin dejar mi cercanía ni mi voz,
fue tu ser brújula y presencia
donde eran obvios genes ancestrales.
Mi sentir, henchido sintiendo tu sentir
de orgullo y brillo saturó mi alma.
a Carlos María
De mi libro “Del ser de mi existencia”. 2018 ISBN 978-987-4004-71-0
- Autor: Carlos Justino Caballero ( Offline)
- Publicado: 24 de marzo de 2024 a las 09:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: Pilar Luna
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