¡Qué lejos me siento de ti y de todo!

el brujo de letziaga

Aun escucho tu voz sensual...como reflejo del eco...
sé que no puedo acercarme a ti, pero te pienso,
conspirando en la metáfora de la música
con el recuerdo de tu risa,
en la noche, en el azul del día...
con los colores rojos de la tarde...
en el azúcar de las mañanas que endulza mi esencia.

 

¿Sabías que, sigo soñando con tu cáliz?
¡Tan repleto de aromas, con vino de labios!
En la hipérbole que me dejó, el poso de tu solera,
donde te conozco y no te conozco,
en ése trago donde quiero y no puedo encontrarte
entre las formas de la “be” ó de la “so”
de algunos de mis versos.

 

O cuando escribo éste poema
con la luna del estanque como espejo del alba,
sobre la hojarasca mustia de la otoñada
y la cicatriz de tu añoranza,
en los muchos amaneceres que me envuelven
con recuerdos que duelen
para seguir pensándote...en octubre,
y en el resto de los meses y los lustros
porque tenerte no puedo.

 

¡Qué lejos me siento de ti
y de todo!

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