Esas células mágicas convierten colosales tardes
en primerizos medregales y enanos truenos,
la huesuda capa del ser corroe mañas
y desventuras matutinas empiezan a tener efecto.
Las manos de Dios me son entregadas
en pequeños saludos y confiables andares,
desconfío de su nobleza y tan sólo
las cerceno asesino para tenerlas en congeladores
dentro de cepas oscuras de un corazón dañado.
Para tal vez, alguna vez,
ser acariciado frágilmente
por esas manos divinas,
las cuales serán activadas mediante
un electrocutado gesto de divas.
Me vuelvo maldito ante la posibilidad
de ser ángel y ser diestro,
me odio por ser así de cruel,
esa tonta bondad ya no me llena
y cierta confianza no me es entregada.
Quiero conocer esa nube plasmada de color
de la cual baja esa mano fiel y duradera!
Quiero sentir esa voladura de tímpanos
que significa el suave enamorar...
Porque será que esa flor magistral
tan sólo danza derredor mostrándose alcanzable
y tan volátil a la vez?
Será cuestión de ir por ella,
y con manos enguantadas tomar ese tallo espinoso,
ignorar su divinura y en un estruendo
morder esos pétalos de cien magentas,
proclamándome rey de jardines?
Ya va por su camino goloso,
esa suave, cándida magia de pies filosos,
detallados morros y quehaceres varados..
Ahí vá ese gil andante, furioso,
no mostrándose completo,
mas aún así conociéndosele tan
profundo y sigiloso...
- Autor: Nik Corvus Corone Cornix ( Offline)
- Publicado: 21 de octubre de 2010 a las 00:29
- Categoría: Amor
- Lecturas: 290
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