Se está acercando la hora
de la vida y de la muerte,
ya vienen los centuriones
tan cobardes como siempre…
Muchos serán los traidores,
no solo el Judas de antaño,
y pocos querrán subir
al nuevo Monte Calvario
Pero otros miles habrá,
que como Simón Bar Jona,
se aferrarán a la espada
en defensa de su dogma.
No obstante, fuerza y carácter
aprenderán al maestro,
que asistirá resignado
a su muerte y a su entierro.
Entonces todos aquellos,
discípulos y testigos,
tomarán como fracaso
lo que el profeta predijo.
Y así se dispersarán,
para evitar el martirio,
aun los que no harán leña
del árbol que se ha caído.
Y claro, ¿quién en su juicio
sostendrá el valor civil
de dar la vida por alguien
y resignarse a morir?
Únicamente el maestro,
Siendo el hijo de Dios vivo
aceptó beberse el cáliz,
el cáliz de su destino.
Bien sabía que su muerte
era un símbolo de amor
y que con ella abogaba
por la humana Redención.
Pero resucitará
para los que en el mendigo
supieron reconocer
el nuevo rostro de Cristo.
Cómo cuesta comprender
que lo que anunció el p(r)o(f)eta
se cumplirá en su momento
y se hará letra por letra.
Se está acercando la hora
y según lo que está escrito
habrá que aceptar valientes
lo que nos dicte el destino.
- Autor: Gelber Payes Morales ( Offline)
- Publicado: 26 de marzo de 2024 a las 14:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.