Estoy en estos momentos, pensando lo que puedo hacer con mis
intenciones de abrazarte, al amparo del mismo cielo donde se
unen nuestras miradas de admiración.
Deseo que no existan límites que frenen el poder recorrer tu
linda y cálida piel, bronceada por el verano.
Quiero penetrar en ti, como si de un vulgar suspiro se tratara,
y trasladarnos a la playa para sentirte relajada al contacto
con la espuma blanca que corona las incesantes olas...
Mar de delirio que tu sonrisa me inspira, sucumbiendo al ritmo
acompasado de la marea. ¿Qué haré cuando me convierta en
testigo mudo, de nuestro incipiente pero fecundo
amor?
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