GALINDO

En las aguas de Galindo, bajo el cielo matutino,

los pescadores se lanzan, con el alba como destino.

Con redes listas y brazos fuertes, desafían la marea,

luchando contra las olas, su pasión nunca fenece.

 

El sol apenas asoma, tiñendo de oro el horizonte,

mientras ellos, en sus barcas, se enfrentan al monte

de olas que se alzan, gigantes de espuma y sal,

en el pueblo de Galindo, es un acto ritual.

 

Los peces danzan en el agua, un ballet subacuático,

pero los pescadores saben, su arte es más que táctico.

Es la lucha de la vida, el sustento de su hogar,

en cada lance, una historia, en cada captura, un altar.

 

Al volver con sus capturas, el pueblo se reúne,

celebran la pesca diaria, bajo la luz de la luna.

En Galindo se sabe, el mar es un amigo y rival,

y en la lucha de los pescadores, hay un canto ancestral.