Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Dime que buscas cuando asi desgarra este tormento la carne del alma, cuando el frío mordaz azuza la voluntad y sombras turbulentas se sobreponen a la luz de la verdad.
Dime cual sueño es realidad, que esperanza perdura tras tanta vacuidad inconclusa, responde acaso a la duda que salienta una vida desconcertada y un silencio sideral como la noche y la nada.
Contrasta tu cruz con la fugacidad estática sin moverte hacia mi plexo exhultantemente ajeno, ignora estos recuerdos entre pasatiempos ineficaces siendo insignificante todo lo que somos en parte, y zurze un caparazón suave para aislarte de los dedos ásperos del amor que sabes que jamás ha muerto ni es nadie.
Sombrío como sí solo
contra siluetas de luz
hermoso amor piadoso
con cuya cruz en azul
y la misma tan nocturna
rampando sobre la Luna
donde las piedras aún
recuerdan nuestra juventud
jovialmente, mas la carcajada,
mientras disolvía angustias,
augusta al ahora la invocaba
y todavía permanece impávida,
sombría como si sola
esa esperanza fuera nada
sino una yuvia de yamaradas
cayendo a la caye inhóspita
Comentarios1
very interesting
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