En el laberinto blanco
de la corola sedosa,
un minotauro volante
liba esencia primorosa.
Y en la florida colina,
que en mil colores rebosa,
el alimento divino
es el polen de una rosa.
En el laberinto blanco
de la corola sedosa,
un minotauro volante
liba esencia primorosa.
Y en la florida colina,
que en mil colores rebosa,
el alimento divino
es el polen de una rosa.
Comentarios1
Escribes desde la edad de los poetas, sólo así, se puede engendrar la esencia de la palabra en la existencia del tiempo.
¡¡¡Buen poema!!!
Saludos
Muy agradecido por tu visita y por el bonito comentario, Amalia. Saludos cordiales.
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