Esclavas, mis lágrimas de inciertas soledades
entre los racimos de silencios que caen del tiempo.
Compungida está mi alma de mis penosas realidades
mientras al caminar de mí mismo más me alejo...
Amarrado a una ausencia que envenena mi sangre
la angustia me gana de nuevo en su cruel juego.
Mi melancolía entristece al sol de esta tarde
y yo aquí confundiendo mis ideas y mis pensamientos...
Mis miserias que han caído aprenden a arrastrarse
pero yo le abro las puertas a mi propio infierno.
Entregado estoy sin querer buscar un culpable
me alivia sentir las caricias que me va dando el viento...
Siento por dentro los daños que parecen ser grandes
pero aún no tomo dimensión a lo que me enfrento.
Es mi destino que me dejo entre mis adversidades
y es esta tristeza la que me abraza ahora con algo de respeto...
Necesidad de volver adonde no se vuelve sin la llave
que abre el enorme baúl de los viejos sentimientos.
No quiero ver alrededor de mi los inmóviles paisajes
donde mi sombra se escondió para alejarse de mi cuerpo...
Atado de pies y manos he tratado de encontrarme
para darle luz a la oscuridad donde mora el recuerdo.
Pero mi alma se abrió a las penosas realidades
porque mi corazón le dijo que ya me estoy muriendo...
Comentar
- Autor: Jorge L Amarillo ( Offline)
- Publicado: 20 de abril de 2024 a las 10:09
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Texi
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.