París bien vale una misa,
dijo un rey navarro un día,
sabiendo que, de esa guisa,
rey de Francia ser podría.
Lo dijo Enrique Tercero,
de Navarra, que debía,
siendo hugonote, primero
renegar de esa herejía.
París bien vale una misa,
diciendo Enrique con sorna,
cambió, como de camisa,
su fe por una corona.
Con este Enrique Borbón,
Enrique Cuarto de Francia,
las luchas de religión
fueron perdiendo importancia.
Fue el primer Borbón reinante
en Francia, su otro país,
su dinastía bastante,
dos siglos, duró en París.
No fue el último en cambiar,
ni tampoco fue el primero,
de credo y fidelidad,
por más poder y dinero.
En política, de credo,
echándole mucha jeta,
a muchos importa un bledo,
cambiar, como de chaqueta.
Hoy en día eso es frecuente,
lo hace gente de renombre,
que tenemos en la mente,
no hace falta citar nombres.
Como Enrique de Borbón,
la gente cambia deprisa,
por el poder, de opinión.
París bien vale una misa.
© Xabier Abando, 23/04/2024
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- Autor: Xabier Abando ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2024 a las 15:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: FRANCISCO CARRILLO, jvnavarro, alicia perez hernandez, Flor de otoño
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