Eres el Edén

Felicio Flores

I

 

Como si fueras Eva,

la madre del mundo;

hecha de mi costilla

para mis manos. 

Siempre estuviste en mí:

antes de ser nosotros,

ya estábamos; ya éramos 

dos cuerpos en uno. 

Tú estabas dormida

en mis sueños

y cuando abriste los ojos 

yo también desperté a la vida.

 

           *

 

Levántate, Eva:

come de mí, 

bebe de mí;

llévate la mitad del amor

y guárdalo en tu vientre.

Haremos un hijo

y será nuestra semilla

en la tierra fértil 

y será puro como tú 

que eres paz y luz

resplandeciente.

 

Quiero florecer 

mirándote a los ojos

y verme al verte.

Ámame, Eva;

aquí y ahora 

el tiempo no existe.

 

II           

 

Sentí sed 

y bebí de tu boca,

sentí hambre 

y comí de tu carne.

Tú, hueso de mis huesos;

eres mi vida y mi muerte. 

—Ayer y hoy y siempre—.

 

           *

 

La voz de tu sangre

llamó la mía

y mi espíritu ardió 

y cada día

dentro de mí se repitió

la llama inapagable 

de tu amor.

 

III

 

Yo fui la roca 

y tú el río,

siempre fluiste

llevándome contigo.

Estarás en mi alma

y en mi piel 

por los siglos 

de los siglos.

 

           *

 

Pan y vino, 

carne y huesos;

del polvo vinimos 

y al polvo volvemos.

 

Felicio Flores 

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