La canícula ha intentado vencerme, en mi cuarto y sobre ti,
Mientras mi alma inquisidora y mi carne te someten...
Y, con la sensibilidad imperante de tu cuerpo,
Te coronas bajo tus rizos de pirita y cobre,
Empinandote, como la hembra más habitada y feroz.
Es cierto, que de ti he saboreado la ambrosía,
Tras el débil tufo de las ninfas embriagadas.
Pero también la arañadora y tempestuosa injuria,
De tu corazón ambiguo, al cual no le hago demandas.
Es cierto, que mi cólera incendiaria abrasó el rococó de tus petunias,
Que mi alma concupiscible esgrime con máscaras de un bestiario,
Y, aún así, sabes colarte en mi pecho como el perfecto crimen,
Que busca lampos de alevosía.
- Autor: Martinez Deschamps (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de abril de 2024 a las 19:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
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