Carta a mi propia imaginación

anOnimo_A

23 de abril del 2024

 

Nunca imaginé que, en ese lugar, con el café aún caliente y entre tanta gente platicando, te encontraría. Al verte, (hoy no importa con quien te vi) con la sonrisa que embarga a la monotonía de las grandes ciudades, te formaste esperando tu turno. Yo me imaginé tantas cosas y no es que viva en el pasado (aunque a veces es un viejo ejercicio en el tema del amor): lugares, poesías y flores que vivimos al estar juntos. Cuántos años pasaron desde la última sonrisa, las palabras palpitantes que brincaban de nuestros labios, donde el tiempo no formaba parte de nuestro equipo, no ayudaba en nada. No me viste, sin embargo, el nerviosismo me hizo confesar en mis adentros que me encontraba perdido entre tantas estrategias tan limitadas que no podía demostrarte (ni demostrarme a mí mismo) que podía pararme de mi lugar para saludarte sin miramientos. Ya sé que no tienes que saberlo, a ese lugar voy a leer a Harwikz y a Ballo, también escribo por si alguna vez hallo la cura para deshacerme de ti, al menos por un par de horas, me lo he propuesto desde que te perdí.  Tu hijo, el mayor es idéntico a ti, tiene los mismos ojos que me miraron alguna vez reflejando muchos sentimientos que combatimos juntos hasta que perdimos la batalla; Sé que el sujeto detrás de ti te acompaña, lo noté pues no deja de tocar tus hombros y susurrar a tu oído, a simple vista se descubre su amor.  Mientras mi café se enfría, no dejo de mirarte, por tu aire de felicidad, imagino que te va bien. Por si alguna vez me viste sentado en la mesa del rincón, (prefiero ese lugar, me ayuda a pensar) tuviste que preguntarte por qué estoy ahí, me ayuda a dejarte ir, entre mis lecturas y tanta gente, encontré un nuevo camino y en él una persona que me compaña en mis caídas y éxitos. Tú fuiste parte de mi vida, marcaste cada minuto que pasé contigo entre sangre y fuego de momentos agónicos, nos dimos cuenta de ello, solo vivíamos el instante de dos adolescentes que olvidaron crecer o ignoramos ser jóvenes por culpa de demasiado amor. Es un gusto saber de ti, aunque lentamente no regreses más por aquí. No te culpo de nada, solo quiero platicarte que estoy bien, que mires estos ojos que brillan nuevamente; que respiro como todos, el aire de una nueva oportunidad; me despierto a mis horas, ya no le doy vueltas a mi memoria.  La ansiedad aquí está, ahora la puedo controlar al igual que tus recuerdos, están volando poco a poco fuera de aquí. Sé que sigues leyendo, lo vi por el libro que sobresale a la mitad de tu bolso azul, el color que siempre te gustó, lo veía en   tu ropa interior.  Saliste lentamente como lo hiciste de mi vida. No dejas de sonreír mientras sales del café, en tu mano llevas la de él, al menos me quedo tranquilo, sabiendo que estás bien.

  • Autor: A.M (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 27 de abril de 2024 a las 00:54
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 12
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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