Tempano aprendí a leer
con aquel anciano de hirsuta barba
y bajo paternal liturgia
memoricé, versículo a versículo,
los postulados del sagrado libro
y el evangelio que al alma salva.
Rendido a los pies de las letras,
opioides aglomerados, en danza hipnótica,
que asomadas a páginas blancas,
líneas y columnas entre corondeles,
fascinan la mente adicta y sedienta
con la lectura que encanta.
Los libros a mi rincón arriban,
en tumultos desordenados
a ninguno la lectura niego;
aquellos que como aves han pasado
y a los que vuelvo una y otra vez
a releer fascinado.
Es el vicio divino o el placer
en que las palabras me envuelven,
y en alas de la imaginación
viajo a paisajes de anhelos,
tendido en el sillón
con un libro entre los dedos.
24-04-2024
Ede@vateignoto
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Autor:
vateignoto (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 27 de abril de 2024 a las 02:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: María C., Dr. Salvador Santoyo Sánchez
Comentarios2
Un buen libro es un alimento para el cerebro, es un compañero y amigo.
SALUDOS
Con los libros se viven aventuras y nuevas vidas
Un saludo
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