¡ Se va viajando tu imagen
con la pleamar de mi olvido.!
Sólo un instante sufrido
en tu céfiro poniente,
me abrasó con hierro ardiente
el corazón recluido
en un combate sin armas
y fábulas contra mí mismo.
En el contraluz de mi alma,
danzando desnudo en puertos
que visitaba sin viento
al pairo de tus deseos,
navegué entre escabrosos
acantilados de celos.
¡ Ya no navego en tu busca
la bajamar me ha vencido.!
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.