_Por la Vega del Río_
Por la vega del río, donde el agua fluye,
Camino en soledad, mi corazón conmueve.
El aire perfumado, un aroma de ensueño,
Trae recuerdos dulces, de un amor que fue tierno.
La hierba verde crecía, besada por el rocío,
Como el amor que tuvimos, fresco y bravío.
Las flores silvestres, con sus colores brillantes,
Eran testigos mudos de nuestros momentos vibrantes.
El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de rojo,
Como el rubor que cubría tu rostro de sonrojo.
Tu pelo, cual cascada, ondeaba con la brisa,
Mientras tus labios rojos me daban una sonrisa.
Caminamos juntos, cogidos de la mano,
Por la vega del río, nuestro amor era un arcano.
El sonido del agua, nuestra dulce sinfonía,
Mientras nos amábamos, bajo la luz del día.
Pero el tiempo pasó, y nuestro amor se enfrió,
Como la nieve que se derrite, y el fuego que se apagó.
Ahora solo queda el recuerdo, de lo que pudo ser,
Por la vega del río, donde mi amor solía florecer.
EmilioDr
05/02/2024©℗®
- Autor: EmilioDR (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de mayo de 2024 a las 11:46
- Comentario del autor sobre el poema: En el corazón de la Vega del río, donde el murmullo del agua se entretejía con el canto de los pájaros, se entrelazó una historia de amor tan profunda como el propio río. Los recuerdos de ese amor aún perduran, grabados en el alma de quienes lo vivieron. Bajo la sombra de los sauces, se conocieron dos almas destinadas a amarse. Él, un poeta de mirada soñadora y palabras que pintaban versos en el aire. Ella, una artista de pinceladas suaves y una sonrisa que iluminaba el mundo. Juntos, crearon un refugio de amor y creatividad en medio de la naturaleza. Los días se deslizaban suavemente, como el río que fluía a sus pies. Paseos románticos por las orillas, donde sus manos se entrelazaban y sus corazones latían al unísono. Noches estrelladas bajo el cielo abierto, compartiendo historias y sueños que tejían un tapiz de promesas. El amor florecía en cada rincón de la Vega, envolviendo sus almas en una felicidad que parecía eterna. Pero el destino, como un río impredecible, tenía sus propios planes. Una tormenta se abatió sobre su amor, amenazando con arrastrarlos lejos. Separados por circunstancias que escapaban a su control, se aferraron a los recuerdos de su pasado compartido. Los años pasaron, pero el amor que alguna vez floreció en la Vega del río nunca se desvaneció. Se convirtió en un faro de esperanza, guiándolos a través de las tormentas de la vida. En sus corazones, llevaban los recuerdos de un amor que había dejado una huella indeleble, un testimonio del poder perdurable del amor verdadero.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: José Valverde Yuste, FRANCISCO CARRILLO, Pilar Luna, David Arthur
Comentarios2
Pero el tiempo pasó, y nuestro amor se enfrió,
Como la nieve que se derrite, y el fuego que se apagó.
Ahora solo queda el recuerdo, de lo que pudo ser,
Por la vega del río, donde mi amor solía florecer.
.....
Que ESPECTACULAR cierre le das a tus bellos versos. Es triste cuando un amor que esta firme y cualquier cosa lo deja enfriar. con todo y sus pinceladas de nostalgia siguen bellos tus versos,
Gracias estimada Alicia por tus palabras y me alegro que el poema te haya gustado , pero es una realidad hay amores fuertes y se desvanecen con el tiempo, exitos poeta
Muy hermoso poem Emilio.
Un placer de lectura
Saludos y buen viernes
David
Agradecido de su lectura y comentario estimado poeta.
Un saludo cordial.
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