HIERRO DULCE Y NÍQUEL

Gonvedo

Conocimos

la tempestad que hiere,

y la quietud

tras cada herida,

-cada hora de mi tiempo

es una pequeña herida-,

el color

del cielo en las mareas,

los árboles inmóviles

ante el devenir de las auroras.

 

Tú llegaste

como el otoño, al final del duelo,

con el fruto de la nieve

a punto de florecer entre las manos,

con un pájaro dormido

agitándose en el pecho,

con el sabor

a hierro dulce en los labios

y, apenas, una brizna

de ponto azul en la mirada.

 

Hoy hay confusas señales

en los cielos,

y las estrellas

derraman en mi copa

innumerables lágrimas de níquel.

 

¿Qué brisa u óleo

te trajo hasta mí

en esta noche tan distante de la vida?

Yo que siempre

he temido por mi suerte,

y conservo todos mis sueños

adentro de los párpados.

 

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Comentarios +

Comentarios2

  • Tommy Duque

    ¡Excelente mi viejo amigo!

    • Gonvedo

      Muchas gracias, amigo.

      Un fuerte abrazo.

    • María C.

      Es una sorpresa agradable verte aquí, me alegro mucho.
      Tus poemas ya sabes que me inspiran MUCHA PROFUNDIDAD.
      UN ABRAZO
      TA LLUEU

      • Gonvedo

        Muchas gracias, querida amiga, por acercarte hasta mi rincón.

        Petons.

        • María C.

          Oh hacia mucho que no entrabas...no se si estoy despistada pero creo has cambiado el nombre verdad? O no..?.

          • Gonvedo

            Ciertamente, hacia bastante, mucho incluso, que no entraba. He cambiado varias veces de nombre, porque era como empezar de nuevo, pero Gonvedo ya hace un tiempo que saltó a la palestra. espero seguir, así que no se producirán más cambios.



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