Conocimos
la tempestad que hiere,
y la quietud
tras cada herida,
-cada hora de mi tiempo
es una pequeña herida-,
el color
del cielo en las mareas,
los árboles inmóviles
ante el devenir de las auroras.
Tú llegaste
como el otoño, al final del duelo,
con el fruto de la nieve
a punto de florecer entre las manos,
con un pájaro dormido
agitándose en el pecho,
con el sabor
a hierro dulce en los labios
y, apenas, una brizna
de ponto azul en la mirada.
Hoy hay confusas señales
en los cielos,
y las estrellas
derraman en mi copa
innumerables lágrimas de níquel.
¿Qué brisa u óleo
te trajo hasta mí
en esta noche tan distante de la vida?
Yo que siempre
he temido por mi suerte,
y conservo todos mis sueños
adentro de los párpados.
- Autor: Gonvedo ( Offline)
- Publicado: 8 de mayo de 2024 a las 12:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, José Valverde Yuste, Ed-win, alicia perez hernandez, María C.
Comentarios2
¡Excelente mi viejo amigo!
Muchas gracias, amigo.
Un fuerte abrazo.
Es una sorpresa agradable verte aquí, me alegro mucho.
Tus poemas ya sabes que me inspiran MUCHA PROFUNDIDAD.
UN ABRAZO
TA LLUEU
Muchas gracias, querida amiga, por acercarte hasta mi rincón.
Petons.
Oh hacia mucho que no entrabas...no se si estoy despistada pero creo has cambiado el nombre verdad? O no..?.
Ciertamente, hacia bastante, mucho incluso, que no entraba. He cambiado varias veces de nombre, porque era como empezar de nuevo, pero Gonvedo ya hace un tiempo que saltó a la palestra. espero seguir, así que no se producirán más cambios.
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