En el baile de los cuerpos celestes y los rumores de la noche de grillos,
las ganas se entretejen con lo inmenso que cada sensación percibe,
como un río dulce que mana, una fuente de miel que se desborda.
Los deseos, como rayos de luz, emergen presurosos, activos , calcinantes,
como si quisieran incendiar el mundo.
Amar es como el mar embravecido, sus olas golpeando con fuerza,
con ardor desenfrenado.
Entre suspiros y sollozo, la piel del alma se estremece. sólo contigo,
puedo llegar a lo más profundo de mis vacíos, explorar los rincones secretos de mi ser.
A tu lado, cada paso es un sendero sensitivo, un camino cálido que se extiende
bajo mis pies desnudos.
Con delicada pasión, el amor se teje en cada latido, en cada mirada,
en cada palabra compartida.
En este universo de sensaciones, somos cómplices, exploradores, amantes.
Y en el silencio de la noche, nuestros cuerpos se convierten en la armonía necesaria,
que se extiende hacia lo más intenso del amor.
En cada encuentro, en cada caricia, encontramos la belleza de lo humano,
la profundidad de las hermosas sombras, de los abismos de todo el universo,
en el sencillo encanto del amar, descubrimos la espléndida savia de la luz de la vida.
©José Ángel Pineda
- Autor: José Ángel Pineda ( Offline)
- Publicado: 16 de mayo de 2024 a las 00:13
- Categoría: Amor
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, José Ángel Pineda, jvnavarro, Mauro Enrique Lopez Z.
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