India

Valentin Von Harnicsh

Fiera y gualda, libre y presa

Piel de india y voz de castellana

Ébano terso de la cálida sabana

de delicadas curvas entera ella.

 

Para el nativo fueras la Pacha Mama

Para el hispano el mismísimo Dorado

Para el cristiano la pura gracia Divina

Para mi, esencialmente lo no buscado.

 

Aguileña es toda tu acaramelada faz

Fresca por los aires fríos del valle

Dulce armonía de los mundos opuestos

En tu opulencia corpórea y tu natural esencia.

 

He andado el mundo de los comunes hombres sin brillo

entre la hidalguía de mis sueños y vileza de mi existencia

entre el hambre de la carne y las vacilaciones de mi sino

He buscado fortuna en las desventuras de mi empresa.

 

A ti, nativa morena, no se si cargada de finas riquezas

Pero si con esencia virgen de todo un nuevo mundo

A mi, conquistador viajero, cargado de pobres esperanzas

Pero con el conocimiento que espera quietud al vagabundo.

 

A tus montes, a ese valle de frescas aguas y cálida acogida

A tus manos, dignos pinceles que dan color a la pálida vida

A tu boca, hoguera de las frías noches que enciende el chinchorro

A tu voz que me habla extrañas lenguas en dulces y atrapantes notas.

 

A esos tus ojos, riqueza superior al oro, calor de la Tierra de Fuego

A ese tu cuerpo, ruta de mi tacto que explora la orografía de tus nacimientos

A tu mente, vida corpórea del ancestral saber de tus mayores y pueblos

A todo tu universo, que no es la India de Colón, es un continente nuevo.

 

Así, indomable yo no te conquisto

Ni en nombre de Dios y sus Majestades

Que hagamos juntos, es lo que elijo,

Encuentros de nuevas posteridades.

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