En tiempos remotos, el hombre surgió, de la arcilla de la tierra, con ansias de poder con la mente despierta, su ego creció, y en su búsqueda de grandeza, sembró su propio ser.
De las sombras de la cueva, a la luz de la ciudad, la humanidad avanzó con paso ambicioso, pero en su afán desmedido por conquistar, olvidó la esencia, y cayó en su propio foso.
Oh, humano soberbio, en tu sendero oscuro, recuerda que la verdad no yace en la maldad, que en la lucha por el poder, tu alma se hace impuro, y solo en la humildad hallarás la libertad.
Comentarios2
Poder y humildad y un trazado histórico del ser humano en este poema que traza las sendas del hombre
Un saludo
Valederas y certeras apreciaciones.
¡MUY BUENO!
Shalom, colega de la pluma
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