Quinientos ochenta y ocho días, un día imborrable,
Se incrusta en mi memoria cual daga punzante,
Aquella tarde de otoño, tan dulce y memorable,
Cuando tu mirada me robó el corazón palpitante.
Tus labios, pétalos rojos de rosa fragante,
Tu voz, melodía celestial, embrujante,
Tu cuerpo, escultura perfecta y anhelante,
Un sueño hecho realidad, fugaz y distante.
Mas el destino cruel, con mano implacable,
Nos separó cual ramas de un mismo rosal,
Dejando en mi alma un vacío irreparable,
Y en mis ojos un llanto perenne y fatal.
Pero solo me queda el recuerdo y la melancolía,
De un amor imposible, una dulce agonía.
- Autor: Francois Sand (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de mayo de 2024 a las 03:56
- Categoría: Triste
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, rosi12
Comentarios1
Cuando se recuerdan de esta forma los días es que hubo de todo mucho. Buenas letras estás.
Un saludo
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