ELLAS, A MÍ, SIEMPRE ME ENGAÑARON, de Miguel Oscar Menassa

Editorial Grupo Cero

Ellas, a mí, siempre me engañaron:
Cuando había un dolor, lo engrandecían
cuando había una alegría, la empequeñecían.
Todo gran triunfo siempre era casi nada,
todo fracaso conseguía en su decir
ser el peor de todos los fracasos del mundo.
Cuando gozaba como una, verdadera,
loca de amor, radiante y encendida,
decía, está bien, no fue tan malo
y cuando no gozaba porque no quería
o porque mientras hacíamos el amor,
pensaba en varias cosas del trabajo,
o su madre siempre a punto de morir
o algún amante que, cuando joven,
la rechazó y la quiso con locura,
ella convocaba una rueda de prensa
para insultarme en público,
para decirle a todo el mundo
que mi propia impotencia
era responsable de su propia locura.
A veces, sólo para engañarme,
salía con sus amigas pero a mí me decía:
He conocido un hombre elegante y culto,
hoy, querido, cenaré con él.
Con el dinero siempre me decía
que no le alcanzaba para nada,
después, para mantener el engaño,
el dinero que le sobraba a fin de mes,
lo regalaba y esas tardes maravillosas
que no encontraba a nadie en sitio alguno
que aceptara de regalo el dinero sobrante,
lo tiraba mientras caminaba tranquilamente.
Y hacía pequeñas pelotitas de papel moneda
y cuando pasaba por alguna alcantarilla,
trataba de embocar en las ranuras y
cuando conseguía pasar por la rendija
alguna pelotita de papel moneda
se divertía como loca y gritaba,
he triunfado, esta vez, he triunfado.
Cuando volvía de esos delirios del papel,
abría su cartera vacía, sin un céntimo
y me decía, te dije, querido, varias veces,
el dinero que me das no alcanza para nada.
Esto ocurría alrededor del día 25 de cada mes,
yo mucho no entendía y la miraba, tal vez,
sorprendido de que el dinero no alcanzara
y sumiso metía mi mano en el bolsillo
y le decía, “Aquí tienes, querida, 200 Euros”
y ella, siempre encerrada en sus pensamientos:
Y con 200 Euros, ¿qué quieres que haga,
tal vez, que te compre alguna puta inglesa...?
Querida, le dije, una puta, no creo,
pero alguna blusita, un caramelo,
y ella, inefable, maravillosa, loca, me dijo:
30.000 pesetas, es lo que tú ganas,
en quince minutos de trabajo,
¡Vaya mierda, lo que me das!
Y ahí no fue donde le pegué
o quise matarla, al menos, en parte.
Volví a meter mi mano en el bolsillo
y de un sobre con diez mil euros,
destinados a una de mis amantes,
tomé mil euros y al dárselos le dije:
Yo sólo trabajo para ti, querida
y ella me sonreía mientras tiraba
los mil euros por la ventana abierta,
al aire, al porvenir del aire,
al ansia de volar,
a la alegría plena de la libertad.
 
(Del libro La mujer y Yo, de Miguel Oscar Menassa)
  • Autor: Editorial Grupo Cero (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de mayo de 2024 a las 05:24
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 12
  • Usuarios favoritos de este poema: Pilar Luna
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Comentarios +

Comentarios1

  • José Valverde Yuste

    Muy buen poema, un abrazo con la pluma del alma

    • Editorial Grupo Cero

      Un abrazo de vuelta José, gracias por tus palabras y por compartir.



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