Dulzura de la mañana, pincelada de ternura
Magia magnificada en un conejo blanco
Incansable labrador de su destino
Artesano de su suerte, transgresor de espacios
Viajero sin límites mojándose con la luz.
Dulces ojos felinos de asombro
Caricias invisibles descifrando la sabia
Naturaleza nutriente de la belleza
Melodía sin sonido sacudiendo el tiempo
Infinitas esperanzas de nunca renunciar.
Acaso necesito de mi piel?
La ventana del corazón está abierta
Expulsando la sombra de la tristeza
Libre albedrio de los sentidos
Vibración del espíritu, paz sin color
Melancólicas cuevas de las añoranzas
Carnaval de acertijos hechos corazón.
¡Ay Conejo Blanco! corre, salta, vuela
Bebe el rocío de las flores sin reverencia
Pinta los ojos vivaces de la risa
Esculpe la sencillez de los humildes
Comulga la inocencia de los niños.
¡Ay Gata Mía! peregrina observación
Ojos austeros de callada meditación
Alumbrando los instantes del ser
Sintiendo el alma de las cosas
Aurora plenitud de existencia
Vibración de un rato de la vida.
EH
- Autor: ENRIQUE HORNA ( Offline)
- Publicado: 25 de mayo de 2024 a las 22:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro
Comentarios1
Un poema con escenas muy calidad y entrañables
Un saludo
Muchas gracias Sr. Navarro por apreciarlo.
Un saludo
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