VÍAS DESIGUALES

Miguel Angel Millan Herrera

                                                      

                              VÍAS DESIGUALES

 

Siempre habrá un sol que nos ate y una tormenta que nos separe…

 

Camino cabizbajo, introvertido; el sol despierta bermejo

Tengo frío tempranero, Marzo pasea a la primavera virgen

La estación está triste, solitaria; me considero extraño en ella

Me acomodo en mis pensamientos. Deposita sus amplias redes

No encuentro sitio, mi pensar reanuda su laberinto, mi titubeo

Sigo teniendo frío metálico, púas heladas; frases arrepentidas

Todo va tomando forma, los hábitos, lo repetido; lo escrito

La pantalla informa de mi tren, de mi vía desigual, de mi cobardía.

 

 

El amanecer amarillea, pero sigo sintiéndome frágil

Tantas dudas, tantos mares; insubordinados oleajes

El tren pausa su marcha, pausa mi cabeza, quiero huir

Donde estuvo el error, donde la canción sin mensaje

Déjame en paz, voz de mi conciencia; no soy tan ruin

El amor Guadiana, la fuente temprana, la falta de sed

Dime si las nubes traen lluvia y el cielo se vuelve gris

No eres tan lista, ¿lo sabes todo? ¿La culpa de quien?

 

 

Aguanto entumecido mi razón, mi existencia, mi fin

Proclamo a los cuatro vientos, mi dulzura, mi afecto

El tren coge velocidad y mi corazón se divide en mil

¡Ay de mi sentir! no me hagas culpable, no me ates reo

El eco del corazón y el libre pensamiento, médula febril

No existe la vergüenza. Cuando es amor, es dos veces duelo

Pero sí las reminiscencias de mi libertad; curada cicatriz

Nací en febrero para ser un perfecto estúpido imperfecto.

 

 

Voy entrando en calor, los sueños y los paisajes me miran

A veces te quiero tanto, a veces os amo intransigente

Que el vagón donde ahora habito me sosiega  plañidera

Ayúdame a calmar la excitación inusual, osada, insolente

Que  lo ajeno y cercano me perdone, que me comprenda

Solo se vive una vez y la respuesta no está en el papel

Sino en el viento literario de aquella mañana bisiesta

Donde la sumisión  y el quererte, dejaron de ser afluente.

 

 

Hay momentos que envidio al hombre sin conciencia

Donde su poderío autoritario le evita remordimientos

Cabalga a lomos de la lujuria embriagado de avaricia

Y sus gestos concuerdan con la crueldad de sus modos

No le afecta  el hachazo, la desazón de talar una vida

No le importa que una semilla por amor, sienta miedo

Que  augura esclavitud, sea cohecho,  egoísmo al alba

Y al final, al daño; le sude la polla, a vino avinagrado.

 

 

Dejo pasar medio dormido robledales, abedules y alamedas

El hombre camina, abandona el pueblo, se aleja del cementerio

Rebusca lo de anteayer: con sarmiento, tomillo y albahaca

Hongos, trufas y espárragos trigueros; se llena el despensero

Que empiece la guerra, aquí me detengo resguardado a la batalla

¡Pare la vida que me quiero bajar! Balas de amapolas y romero

Mi yunta me espera, me ato a su yugo, a su estela, a su cadera

La muerte no me amarga, la he vivido, la he sentido, la espero.

 

 

El tren no cesa en su encomienda, me aburre su disciplina

El cristal por el que miro dobla mi sentimiento, las quiero

Burda quimera.

Que valiente me siento, capitán de alabarderos  solitario

Cuanto orgasmo ventrílocuo lleva mi vehículo a diario

Puta vida hechicera.

 

 

Lo sé, no hace falta que nadie me lo diga, esto no hay quien lo entienda

No tiene pies ni cabeza, solo mi instinto, solo yo conozco la respuesta

Puedo jurar ante mi Dios, mi conciencia, que el amor en mi cabeza existe

Que da patadas metáforas de placer nefasta y otras de agradecer escalan

Debía de llorar al mundo y recriminarle al poder, que cesen sus pautas

Que mi pena es simplemente una gota comparada con el mal que abunda

El egoísmo del ser humano no se sacia nunca, su ambición perenne huele

Y cuando te preguntas a que has venido a este mundo, te joden, te espantan

 

 

 

                        Llévame  al país  carantoñas de amor

                        Tren, trenecito, estará junto al mar

                        Echa carbón maquinista, echa carbón

                        Colúmpiame despacito, que me duerma

                        Sube la colina, abre la boca de vapor

                        Cuéntame un cuento  del bien y del mal

                        Dame tu chirrido, imprégname de olor

                        Donde la luna lunera se ría boba

                        Créame un mundo feliz a su alrededor

                        Que el príncipe proscrito venza al mal

                        Carnavaleando  de verde juntos los dos.

                        Y la princesa le haga lentejas para cenar

                           

                          Besos, ojitos, mordiscos y piel

                          Solo triste, si sueño.

                          Acaricias, risas,  goce y placer

                          Solo amargo, si leo.

                          Jadeos, gemidos, olores y sed

                          Solo ira, si veo.

 

 

            El tren hace su parada y continúa mi pesadumbre

            La multitud va y viene, sube y baja, veo guiñotes

            La vacilación de un gorrión novato echar a volar

            Así me siento yo, en mi cabeza,  corazón miope

            Gritaría loco de pasión, versos de amor de amar

            Mi boca, mis dedos, mi lengua; mi intruso pene.

 

 

             Tenerte en mis brazos, entrelazados, sumergidos

              Relacionados como el olmo y el río.

              Echados, sintiendo tu cuerpo, tu piel, inefable olor

              Adicionados como el verano y el sol.

              Ligeros de prejuicios, desnudos ante el mundo

              Compendio de lluvia y nubarrón.

 

 

            Tú tienes tu mundo, la órbita que te rodea

            Tu nido de piñones creado en tu pasado.

            Yo, tengo el envite a grande y a pares

            Al juego de la ruleta rusa, el infame atrevido

            El cabrón que apareció un día impar

            Y te subyugó al placer virtual, efímero

            Sucumbiendo cristal a tus respuestas

            Me fui nervioso a un mundo inhóspito

            Al margen del río donde los peces soban

            Y se quedan tontos, reliquias de crío.

 

         

            Siempre habrá un sol que nos ate

            Y una tormenta que nos separe

            Deberemos jugar a esperar que el limón endulce

            Que la granada no tenga colores

            Y que la manzana de Eva me otorgue

            La complacencia  que te ame en  vías desiguales.

 

 

                                             Fin

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