Mañana atípica

Linda Pavez

Cuando la realidad se confunde con un sueño, con el deseo y la imaginación… abres los ojos y no entiendes nada… con el corazón palpitando a mil, con tu piel erizada, con el alma jadeando, las piernas temblando, la vulva chorreando y el cuerpo anhelando.

Sé que soñé contigo, te vi, te sentí, te toqué, te lamí, te besé, te chupé, te escuché… sí, escuché tus gemidos audibles y corporales…

Pero no sé qué fue sueño, que es imaginación, que es realidad, que es fantasía… y es que me invaden tanto las ganas de estar contigo que ya no sé diferenciar, sólo quiero que se haga realidad una y muchas veces más.

Era una mañana típica de Puerto Montt, la mañana de invierno, un día gris, frío, con temporal de viento y lluvia… llegábamos a un lugar calentito, una casa en medio del bosque siempre verde, una casa con grandes ventanales, y todo a nuestro alrededor es naturaleza, en medio del sonido del temporal, se escuchan las hojas de los árboles, la corriente de un río que va con fuerza. La casa estaba calentita, con una estufa a leña que iluminaba el lugar grisáceo.

Era una mañana atípica para nosotros, en ese lugar tan quieto, calmado, calentito, sólo los dos, sin películas, sin hierba… entramos a la casa, cierras la puerta detrás de mí, me agarras fuerte la cintura y te apegas a mí por la espalda, despejas el cabello de mi cuello para besarme… me llevas contra la pared… y comienzas a recorrer mi cuerpo suavemente, escarbando lentamente por debajo de mi ropa para rozar mi piel… me encanta sentir tus manos en mi cuerpo.

Hago un giro rápido, y te pongo contra la pared… te beso el cuello, los labios, y comienzo poco a poco a bajar, para desabotonar tu pantalón y sacártelo… te acaricio y te beso las piernas, los muslos, el glúteo. Te miro, y tu forma de mirarme me enciende más… me agarras de los brazos para que me levante, y comienzas ahora a desvestirme, prenda por prenda vas sacando, y con cada prenda que vas retirando me vas besando…

Quedamos los dos de pie… los dos desnudos… nos miramos en silencio, nos deseamos en silencio

Te digo que te recuestes cerca de la estufa, para comenzar a acariciarte la espalda, suaves masajes de relajación por todo tu cuerpo… piernas, espalda, brazos, cuello… después haces lo mismo conmigo, masajeas mi cuerpo y mi cabello, para quedar los dos sentados frente a frente …

Desnudos, mirándonos, calientes, para comenzar a recorrernos de nuevo, pero con otros toques, con otra intensidad, para tener nuevas sensaciones de bienestar… miramos el fuego arder, y vimos el fuego que había dentro nuestro, no esperamos más y ardimos junto con el fuego.

Beso ardiente, que saca los latidos del corazón y se sienten por todo el cuerpo, beso ardiente que quema la piel.

Me besas y me levantas en tus brazos, me agarro de tu cintura con mis piernas entrecruzadas, justo ahí para comenzar a rozarnos… me tumbas en el sillón, quedando descubierta, y entera para ti, me miras con deseo y con ganas de saborearme otra vez… mientras tus manos recorren mis senos y los agarras con firmeza, tu lengua comienza a gustar de mis sabores, entras a besarme los labios menores, y encuentras un estimulado clítoris, tu lengua deliciosa comienza a provocarme, mis gemidos de menos a más comienzan a aparecer, mi espalda se encorva y sólo puedo decir entre gemidos “aah!, qué rico, así me gusta!”.  Eso fue un impulso grande para que sigas besándome con más intensidad, y agregas dos dedos por mi vagina, me tocas maravillosamente… sabes perfectamente que disfruto de todo lo que provocas en mi porque mis gemidos son reales, no puedo controlar el temblor de las piernas, la sequedad de mi boca, los ojos en blanco, y la espalda contorneada.

Terminas de chuparme y te beso, que delicioso saborearme a través de tus labios…te siento en el sillón, y te recorro completo, te relajas, te abres y estás erecto para mi… quiero enfocarme en ti, en tu placer, es que cuando sientes placer por dar placer es muy satisfactorio…

Recorro tus muslos, tu abdomen, te beso la ingle, y comienzo a pasar mi relajada y mojada lengua por tus testículos, los chupo con suavidad mientras comienzo a tocar tu exquisita verga. Lo agarro firme para comenzar a pasar mi lengua desde la base hasta el glande, disfruto mucho chuparlo… lo beso y lo chupo, lo dejo en medio de mis senos, para volver a chuparlo y darle una rica mamada, logrando que te relajes, que disfrutes, logrando escuchar tus sutiles gemidos, que los das mirándonos a los ojos…

Mi vulva mojada, tu verga dura, están listos para encontrarse, me subo arriba tuyo para al fin poder montarte, quiero moverme arriba tuyo, rozar tu verga con mi clítoris y sentirte tan firme.

Cuando ya no aguantamos más las ganas me siento arriba tuyo, para que me atravieses completa, se siente tan grande, fuerte y dura, que gimo al introducirlo, me besas mucho, sin que te olvides de mis senos, los chupas y aprietas con firmeza, que rico se siente cabalgarte, menearme arriba tuyo me electrifica la piel... y es tan adictivo, que no puedo dejar de hacerlo... sentirte muy adentro mío, muy mío, es algo que quiero repetir.

Te levantas del sillón mientras sigo pegada a ti, me colcas sobre el sillón, mirando hacia la pared, tu detrás mío, me pongo en esta posición que me encanta, para recibirte y sentirte más profundamente, dejándote el control del vaivén de nuestros cuerpos. Logras una intensidad que nos volvemos ardientes y locos, acabando sudados, agitados, jadiando, con el cuerpo agotado y la boca seca.

Nos abrazamos y recostamos en el sillón, al lado de la estufa que nos da su calor, mientras vemos las hojas agitarse por el temporal que sigue afuera mientras la casa arde por dentro.

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