Nunca desciende el símbolo del recuerdo anhelado,
nunca retornan las sombras del tacto de los revoltosos,
para desenmarañar el laberinto de Tales de Mileto
de la esfinge velada y demacrada que no avizora.
¿No se desvanece acaso el mito, dispersando
su esencia entumecida en otra sindéresis hacia la mar?,
y bajo la luminosidad del orfismo de mis cenizas, nadie
con la caricia cartesiana del olvido recurrente redime mi ser.
¡Erguido el estandarte de los pitagóricos ya que yo nunca
vislumbro su sombra progenitora!
El resuello helado ciñe y sofoca
como un susurro libertario de fiebre capciosamente frívola,
y en la penumbra de su penitencia reposa y teje germinativamente
el ensueño de mi espada mutantemente perdido hacia el infinito.
No abandonaré ni un instante de muto sosiego
de aquellos ecos sigilosos que incesantemente me cercan.
Un orbe de cataclismos rizomatoso y menguante enfurecido, errante,
rastrea numen de idealismo oscuro más allá de Vías Lácteas.
¿Dónde vagabundea mi alma en matices de rimas arrinconadas,
sino en el abrazo terco del frío tropical,
entre sombras de ciencias empíricas y perpetuas?
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Autor:
Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
30 de mayo de 2024 a las 00:20
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es abstracto, como todos los poemas que escribo.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas:
5
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro
Comentarios1
Me ha gustado.
Un saludo
Gracias, saludos
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