La música de la muerte rencorosa,
un nicho inclemente de sumisiones,
donde un tacto desvalido mide sus ansias.
Retoco un fruto amatista con despecho,
hacia el sándalo que encendió tu cuerpo de astro.
¡Fue deslumbre de amor, cruel su sentido!;
muerte que agarró, soltó, empalagó
entre vainas dóciles de santo dolor.
Blanca estornudes en matices perdidos,
en la pasión de la conciencia del limbo,
de sombras vírgenes y silencios castos
según la danza de la vida que la domina
en un átomo de comprensión larguísima.
El tornillo la embriaga lenta, inmóvil,
salta el monumento y motor rumiante vivo
de la rotadora sombra perdida.
Laceración de redondez doblada,
mano molecular de bocas generosas,
filo de la sombra tutelada de pecado.
Empieza de pie en la constancia musical,
¿tu sortilegio la noche unigénita de merecer
abre para el vuelo intransigente del mundo?,
donde duele la soledad de tu luz.
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Autor:
Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
31 de mayo de 2024 a las 11:59
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es abstracto, como todos los poemas que escribo.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas:
15
- Usuarios favoritos de este poema: Classman, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios2
Retoco un fruto amatista con despecho,
hacia el sándalo que encendió tu cuerpo de astro.
Interesantes letras
Un saludo
Gracias
Un saludo
Duele la soledad................
Beun escrito.
Gracias
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