En la senda oscura de mi destino errante,
un rayo de luz fuiste, brillante y radiante.
Tus ojos, dos faros en la noche estrellada,
hoy solo en mis sueños tu esencia es guardada.
Eras mi copiloto en el viaje sin fin,
nuestros corazones latían en un solo latir.
Tus manos en el timón, mi guía y mi anhelo,
navegábamos juntos por el cielo y el suelo.
Pero el destino cruel, caprichoso y sombrío,
te arrebató de mi lado, dejándome vacío.
La brisa murmura tu nombre en la alborada,
y en cada rincón busco tu risa olvidada.
Hoy sigo el camino, errante, solitario,
recordando tus promesas y nuestro calendario.
Aun en la distancia, mi amor te acompaña,
eres el eco eterno de mi alma y su hazaña.
Comentarios1
Añoranzas en un poema que corre poco a poco y deja sobre la tinta unos recuerdos. Me ha gustado
Un saludo y buenos días tengas amigo
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