En la quietud de la noche estrellada,
donde los susurros del viento se oyen callados,
una sombra camina, la luna es su aliada,
una figura solitaria, en sueños enredados.
Sus pasos resuenan en calles desiertas,
donde el eco devuelve suspiros y penas,
buscando respuestas en puertas abiertas,
encontrando solo sombras, historias ajenas.
El cielo la mira con ojos de plata,
mientras sus pensamientos se vuelven canciones,
en la soledad encuentra una flama,
una chispa de vida en sus reflexiones.
Sola, pero libre, sin cadenas ni miedos,
con la fuerza del viento y la calma del mar,
su corazón es un faro en medio de enredos,
iluminando su ruta, dispuesta a soñar.
Las estrellas son guía, su camino abrazan,
en la inmensidad de la noche, ella se encuentra,
porque en la soledad, sus alas se alzan,
descubriendo que su alma, jamás estará muerta.
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