Tu rostro sobre mí otra vez, tus manos
otra vez,
arrastrándome, con todos mis muros,
con todos mis árboles quemados
y tus ojos cada vez más adentro
como un par de piedras sobre los cristales
de mi corazón.
¿Qué puedo decir? Siempre termino lamiendo
su cuerpo y su vientre en llamas.
Siempre termino rompiendo ese frasco
entre sus pies desnudos
y buscando la manera de durar
doscientas veces más,
como una bestia, la que uno lleva encima.
¡Bendita seas, muchacha de abril,
de finísimos labios, hacia donde van los aires
de mi boca!
Benditas las noches cuando tus piernas
se abren como nocturnas rosas
aromando todo, hasta el amanecer.
- Autor: Matias 01 ( Offline)
- Publicado: 11 de junio de 2024 a las 06:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios2
Un diario en un poema es como una margarita que se deshoja para ofrecernos su belleza
Un saludo
Un diario en un poema es como una margarita que se deshoja para ofrecernos su belleza
Un saludo
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