Al límite.

el brujo de letziaga

Me ausento del poema un instante,
para ver en la calle
de dónde provienen las luces.

 

Airea el aire
de poniente a poniente,
y de mayo luminoso soy visitante.

 

Me siento libre
bajo el cielo y sobre éste continente,
y desnudo el oído en el paisaje.

 

El reloj innegociable
me recuerda un asombro con interrogante,
y regreso al verso para vaciarme.

 

Nunca tantas veces,
mi pensamiento ha estado al límite
de un tiempo a esta parte.

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