Un compañero.

Solo buscaba un compañero.

Alguien con el que yo pudiera ser más yo y que no implicara sacar comportamientos porque le molestaban... Alguien con quien compartir, todo hasta lo malo y que fuera una experiencia juntos para conocernos más, no que todo lo que yo dijera o hiciera estuviera malo solo porque él pensaba diferente.

Alguien que dijera la verdad con tacto, aunque me doliera, que no me rompiera más de lo que ya estaba, yo jamás lo heriría, siempre poniendo mucho cuidado de no ofender y no dañarle el sentimiento.

Alguien que fuera más sensible a lo de los dos, no solo a lo suyo, y que diera lo que debe, no lo que le sobra o lo que le alcanza para mantener bien una relación.

Una persona, no un modelo, un hombre, no un niño, que aún tiene traumas y que yo fuera su conexión a la realidad. Solo quería un hombre que en las noches de frío fuera ese abrazo que jamás he tenido, que en los días de dolor fuera parte de mi medicina para poder soportar esto que es vida, una buena charla con un café en la noche y una salida amable en las tardes de verano, algo que diera más calma y paz a la existencia y ser dos siempre para todo, no solo él y no solo yo, dos siempre e ir juntos en esta vida que cada vez se vuelve más complicada y más dura.

Alguien con quien leer un libro aunque sean diferentes, compartir una película, cenar temprano y amar la lluvia ... Salir al parque a caminar un poco y comer un pastel ... Compartir la vida.

Algo como una persona que acompañe y se deje acompañar, eso mismo... un compañero de vida. Pero ...no pasó, solo fueron dos vientos fuertes entre mi ventana que entraron y salieron dejando un gran revoltijo en mi interior y que solo sirvió para... nada, absolutamente nada más que entender que el compañero de vida no vino y que la soledad con los años más los problemas que dan algunos es mejor amiga y acompaña más que ese sueño de tener una pareja "ideal". 

Anna. 

Junio 15. 2024.

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