En la inmensidad del universo, en la distancia sin fin, mi corazón se eleva, buscando tu luz, buscando tu calor. Eres como una estrella lejana, brillante y esquiva, que ilumina mi cielo y llena de luz mi interior.
Entre galaxias y constelaciones, mi amor por ti se expande, como las estrellas que brillan en la oscuridad. Aunque estemos separados por vastos océanos de espacio, nuestros corazones están unidos en un lazo de eternidad.
Como la Luna y el Sol, en un eterno baile de luz y sombra, nuestra conexión trasciende la distancia y el tiempo. Aunque no pueda tocar tu piel ni sentir tu aliento, siento tu presencia en cada latido, en cada pensamiento.
En esta danza cósmica de amor y anhelo infinito, sé que nuestras almas están destinadas a encontrarse. A través de la vastedad del universo, te llevo conmigo, porque amarte en la distancia es amarte en la eternidad.
En las noches estrelladas, cuando el silencio abraza mi ser, siento tu presencia como una suave brisa en mi piel. El universo conspira a nuestro favor, guiando nuestros caminos, y en el espacio que nos separa, nuestra conexión crece con sigilo.
Aunque la distancia nos separe físicamente, en mi corazón te llevo, como un cometa fugaz que ilumina mi oscuridad. Nuestro amor es como un agujero negro, intenso y profundo, absorbiendo el tiempo y el espacio, y dejando solo la verdad.
En cada estrella fugaz que cruza el cielo, pido un deseo, unir nuestros destinos en una danza eterna de amor. Porque aunque estemos separados por distancias astronómicas, nuestros corazones laten al unísono, en perfecta sincronía y ardor.
En este vasto cosmos de amor y esperanza sin medida, nuestro amor trasciende las barreras del espacio y la realidad. Y mientras el tiempo y la distancia se desvanecen, nuestro amor perdura, fuerte y eterno, en cada universo y cada ser.
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