Miniprosa... el niño perdido quizá se encuentre

Oscura era la senda por la que transitaba aquel muchacho. Despedazado de sinsabores, de traiciones varias que enturbiaban aquella conciencia inocente. Aún demasiado infantil como para rebelarse contra las normas impuestas. Aún necesitaba la aprobación, que el populacho le dijese que iba por buen camino, ese mismo gentío que hacía tiempo abandonó el suyo.  La mañana era fría, pero él trotaba venciendo al miedo que procuraba aquella mente violentada, llena de recuerdos infelices traumáticos que aprisionaban... Los cantos felices de pájaros a su alrededor muchos años ahogados. Las bonitas mañanas que tarareaban, creadas para él, estaban bien ocultas por una psique demoníaca.  Sin embargo, cuentan que amor siempre había sido para su entorno, a pesar de llevar dentro un infierno.

El muchacho no juzga, no critica. Cree que en él debe morir el ojo por ojo para así no perder los suyos. Tampoco envidia, no enaltece ni glorifica. Mira sereno la realidad que le cuentan, esa misma que ellos han creado. Y su vibra les inspira confianza en Dios. Un nuevo mirar está naciendo, él solo lo porta. Sin embargo, el diablo juega bien sus cartas, sabe que es un ángel enviado del cielo. Por ello, la droga, el porno y el juego. El hedonismo que en algún tiempo encarceló al Coliseo. El cuerpo ahí viciado tarda en encontrar sentido cuando una sangre sucia lo nutre. Qué pasará cuando muera y siga estando vivo, cuando el amor tome su inteligencia divina y expanda un corazón creado para salvar al hombre. Ni el demonio más ávido podrá cogerle, todo transformará y llevará el propósito del Padre, las tierras yermas volverán a ser fértiles. Él ya intuye de todo lo que es capaz cuando conecta con el Dios que habita, basta con entregarse al respirar de un momento para que la fuente inagotable se exprese. Esta inunda de amor toda la realidad y ahoga a ese no soy en el que se identifica y oculta los latidos de gloria.

Liberará ese estado de gracia…