El recuerdo se desvanece
como escarcha en el césped
a inicios de primavera.
El sol brilla, encandila y canta.
Los colibríes juegan con las
abejas alborotando las lavandas
La naturaleza se desnuda
como
despidiéndose de aquello que
nunca le correspondió.
La oruga desmantela sus capas,
y el niño se despide
del pasado.
La lluvia remueve la tierra,
brotando las ásperas espigas,
el hombre cegado, camina
por las astas del destino.
Transmuta, grita y delira
en el vaivén de lo vívido.
La primavera muda a
verano, y el verano retorna a otoño.
Avanza, la relojera siempre en movimiento
como burla de la propia vida
y la alegoría de ser humanos.
Así,
lo cíclico,
las estaciones,
el atardecer,
la luna y sus fases,
marea, pero
también reconforta,
como la quietud del ayer,
y el viento frío en la madrugada
La comodidad de lo conocido
se opone al porvenir.
Volver atrás,
siempre atrás
simulando los brazos de una
madre
y el balanceo de una canción de cuna.
- Autor: Sol Nay (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de junio de 2024 a las 13:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Tommy Duque, chicaLunatica, alicia perez hernandez
Comentarios1
Buenas tardes:
Deborah Jana.-
Jung llamó sincronicidad, lo que otros llaman casualidad. Me refiero, a que también publiqué hoy, acerca de las 4 estaciones. Lindo tu poema.Saludos.
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