Amaneceres lejanos

surcando los momentos

Amaneceres Lejanos

En los confines del alma, donde el tiempo se deshace, nacen los amaneceres lejanos, luces que nunca cesan. Susurros de oro y púrpura, en cielos de añil y bronce, se entrelazan con los sueños, en un abrazo sin frontera.

Allí, donde los días despiertan, sin prisa y sin memoria, se esconden los murmullos de un sol antiguo y sereno, que alumbra con su fulgor los caminos de la historia, donde cada paso lleva la esencia del ser pleno.

Amaneceres lejanos, con su canto de esperanza, dibujan en el horizonte promesas de nuevas eras, mientras la brisa suave, con su caricia y templanza, guía a las almas perdidas hacia tierras verdaderas.

Entre montañas y valles, en mares de plata y calma, se elevan los destellos de un porvenir no alcanzado, y en cada rayo de luz, un fragmento de la alma, que anhela con fervor el amor jamás olvidado.

Las aves alzan su vuelo, en danzas de pura gracia, y sus trinos despiertan la esencia de la mañana, mientras el rocío besa la tierra con su fragancia, y el mundo renace en cada gota temprana.

Amaneceres lejanos, guardan secretos y anhelos, de tiempos ya vividos y futuros por venir, son faros en la noche, en los oscuros desvelos, que iluminan el camino hacia el ser por descubrir.

En esos amaneceres, se encuentra la verdadera esencia del universo, el latido primigenio, donde el amor es eterno, y la vida, pasajera, es solo un suspiro breve en el vasto diseño.

Así, con cada alba nueva, el alma se reinventa, y los amaneceres lejanos, con su eterna melodía, nos recuerdan que el tiempo, aunque siempre se ausenta, es solo un paso más en la infinita armonía.

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  • Autor: surcando los momentos (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de junio de 2024 a las 19:04
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 14
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