A buen recaudo, el umbral sereno
grita a corazón abierto sus gentilezas
y llega sutil y dulce a su vejez de varicelas.
Ni materia contradicha ni alma a sangre fría.
Portaba la inclinación cleptómana de un navío,
doblemente ciego, y una luz de alba de inercia neuroléptica.
No era cadencia de prejuicio semántico, ni melodía
de sugestión naciente, ni color tangible de superegos.
¿Qué sentido tiene esta danza? ¿Por qué el corazón se esconde?
El corazón, a todo trance juega, pero narrar no podría,
porque no tiene forma al abrir su mano,
ni sus picos en sus ejes carcelarios, ni en forma contiene
un tiempo en cuestión.
¡Oh, maravilla de las sombras! ¡Qué inmensa la casualidad!
Lengua, arcilla mortal de hipnotismo inicial,
cincel torpe de subjetividad suicida que abarca
el requiebro puro del concepto chamánico
en esta plasticidad simbiótica de mi unión alámbrica.
Entona suavemente, humildemente,
la alucinación, la sombra, la casualidad que se adorna
con garras mitológicas,
mientras me llena el alma entera de sus lobotomías
circunspectas y plenas.
- Autor: Ivette Mendoza Fajardo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de junio de 2024 a las 19:04
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es abstracto, como todos los poemas que escribo.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque
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