Romance de luz de luna

Mercedes Bou Ibáñez



 

Romance de luz de luna

Inspirado en la copla "Romance de valentía".
De León, Quintero y Quiroga

Ilumina un toro negro
la luna por la dehesa,
su brillo sobre un pitón
presagia una noche tensa,
collarines de rubís
han de parecer las piedras
al primer rayo de sol,
que asomando por la sierra,
le de su color y brillo
a las ronchas color fresa,
que simulando amapolas
darán color a la yerba.

El toro ya escucha el eco
de la muerte por la era. 
¡Ay Luna, dile al zagal,
dile al zagal que no venga!
Que no quiero que una madre
venga a mí a pedirme cuentas
ni llevar sobre mis astas
el dolor de una tragedia.

¡Ay Luna, dile que no!
Dile; ¡por aquí no vengas!
¡Qué no quieren estos prados
regarse con sangre fresca!
¡Qué la yerba ha de ser verde
y no de color magenta!
¡Ay, Luna, dile que no,
dile que la muerte acecha!

¡Dile Luna por favor!
Que hay vaquillas en la vega,
que allí podrá presumir
lidiando con las más tiernas,
¡pero aquí dile que no,
que aquí la muerte lo espera
oculta tras los pitones
que apuntan sobre mi testa!

Con un tembleque en el alma
el zagalillo se acerca,
llevando sobre su pecho,
un sueño y una muleta,
un retrato de la Virgen
y el corazón por montera.
Escalofríos le corren
de los pies hasta las cejas,
en sus ojos crece el miedo
pero la ilusión lo frena,
soñando ya en esa plaza
donde la gloria le espera.

Con la mirada en los cielos
el toro sigue en alerta,
¡el ya sabe que la muerte
ha tomado ya las riendas!

Y sigue el toro gritando
con una voz lastimera;
¡Ay Luna, dile que no,
dile al zagal que no venga!
¡Qué la muerte anda cantando
un réquiem por peteneras!
Y el buitre ronda los cielos
porque ya huele su cena. 
¡Dile ya Luna que no!
¡Qué por favor... qué no venga!

Sin hacer caso a la Luna,
el chavalillo se acerca,
va rezando una oración
y al cielo pide con fuerza;
-"Cuida Virgen de mi madre
si muero en esta capea
y dile que ser torero
lo quise pensando en ella,
para poderle comprar
finos collares de perlas,
el mejor de los cortijos
y trajes de fina seda,
porque quiero yo a mi madre
convertirla en una reina".

Tristón y mirando al cielo
el toro a sus dioses reza;
¡No permitáis por favor
que el zagal cruce la puerta!
Pero ya se acerca el niño,
cruzando esta ya la verja,
sin hacer caso a la luna...
que le ha dicho que no venga.

¡Ve Luna! ¡Dile otra vez,
dile, que su madre espera
mañana por la mañana
el besar su frente tierna!
Y que si viene hacia mí
tan solo habrá madreselvas
alrededor de su cuerpo
de bruces sobre la tierra,
sin besos ya de una madre
sobre su cara de cera.

Un reguero de amapolas
amaneció en la dehesa
y un toro desconsolado...
lloraba sobre la cerca.

¡Te dije Luna que no!
¡Te dije... que no viniera!

Mercedes Bou Ibáñez

Posdata:

En alguna ocasión le dije 
a una gran escritora de este foro,
que era una de les mejores plumas,
escribiendo verso libre y sigue siéndolo, esa persona
sigue publicando aquí y cada día 
se supera a sí misma. ¿Alguien cree necesario
que tenga que estar recordándoselo todos los días?
o mandándole todos los días, besos y abrazos,
creo que esa persona sabe muy bien que es buena 
en lo que hace, y no se nutre de halagos ni de abrazos
de compromiso, que segura estoy, que tiene 
quien se los de de verdad.
Creo que esa persona ya se siente a gusto, si ve lecturas
en su publicación, sin necesidad de repetitivos,
y, a veces, empalagosos comentarios que no tienen
nada que ver con lo publicado-

 

Ver métrica de este poema
  • Autor: Mercedes Bou Ibáñez (Offline Offline)
  • Publicado: 20 de junio de 2024 a las 06:13
  • Comentario del autor sobre el poema: Torear con la luna es como se conoce esta practica. Este toreo es propio de inicios del siglo pasado, cuando los maletillas y torerillos se metían a escondidas en las dehesas a torear de noche, con la luna llena, a los toros que los ganaderos no permitían lidiar nunca a los humildes. Tenía que ser una noche de luna llena y la muleta que se utilizaba era blanca. Se despertaba al animal y por correrías se le apartaba en un lugar donde pudiera torearse, y tras probar suerte los maletillas, le devolvían al filo del amanecer a su sitio original. El romance de valentía de León, Quintero y Quiroga, es una persona quien cuenta la historia, que se refiere al muchacho que torea en la dehesa  bajo la luz de luna con la idea de convertirse  en un gran torero y salir de la miseria. algo que solían hacer los jóvenes aficionados a la tauromaquia. En este romance mío es el toro quien cuenta la historia.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 63
  • Usuarios favoritos de este poema: MIM (Fideo de Mileto), Francisco Javier G. Aguado 😉, Mauro Enrique Lopez Z., Rafael Escobar, Rafael Huertes Lacalle, JacNogales, albertoescribe
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Comentarios +

Comentarios1

  • Tommy Duque

    Creo saber de quién hablas...✌️🌹

    • Mercedes Bou Ibáñez

      Al decir lo que digo en la posdata, aunque se refleje una persona en particular por su calidad poética en verso libre, no me refiero a una persona solamente, hay varias, que escriben muy pero que muy bien, tanto en clásica como en libre y lo saben y se nota que no precisan de mucha parafernalia ni la buscan ni la provocan.
      .

      • Tommy Duque

        Así es, sería ideal no crear una cultura de falsas adulaciones a publicaciones que no merecen loor, y a la vez engañar al autor dándole falsos entendimientos y seguridad que no lo ayudarán en la búsqueda de su progreso como aspirantes poetas. Y todo por la popularidad y las tendencias. ¡Hay quienes se dan sus propias estrellas! ¡Ay dios mío! ¿Cuán necesitados estamos de atención?



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