EL CABALLERO SALVADO

El Corbán



En tierras de fábula y viejas montañas,

donde caballeros sufren crueles hazañas,

a veces buscamos en dulces pestañas,

princesa, tu amor, que mis penas no extrañas.

 

Tu luz en la sombra mi senda alumbraba,

cuando la noche mi alma embriagaba,

y aunque hoy tu filo mi pecho talaba,

con la espada que, de hecho, esperaba.

 

Agradezco, princesa, tu encanto divino,

que salvó mi espíritu en duro destino,

aunque hoy tu adiós hiere mi camino,

con la espada de "no más destino".

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