No importaba el lugar ni el momento.
Sólo el deseo que nos llevó a perder el control sin miedo a las consecuencias.
Nos habíamos tentado tanto.
Las miradas intensas,
las palabras con intenciones ocultas,
el roce imprudente de algunos momentos.
Era mucho fuego por contener,
mucha lujuria corriendo por las venas.
Éramos almas sedientas de un éxtasis que sólo nuestros cuerpos devorándose podrían entregarnos.
No importa el momento,
Ni el lugar.
Perdimos control de nuestros actos y la pasión de la noche nos llevó a sucumbir.
Se escuchaba choque incesante de nuestras cuerpos sudados, temblando entre cada embate.
Se sentía el calor de nuestras almas estremeciendo nuestros cuerpos mientras los gemidos se adueñaban de la habitación.
Éramos piel y deseo en un total arrebato ardiente sin temor a que nos vieran.
Éramos la causa y efecto de un juegos que no pudimos controlar.
Y ganó el fuego,
Termino por quemarnos divinamente.
- Autor: Will (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de junio de 2024 a las 18:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Bendito fuego poeta.
Gracias
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