Compartiendo reflexiones II

Pasá que te cuento - Miriam Venezia

Aquí me encuentro nuevamente frente a ustedes (sala llena)

Y después de la anterior experiencia, me di cuenta de que, más que una conferencia, definitivamente es un espacio donde todos ustedes me ayudan a pensar en voz alta y a tener la real intuición de lo que ya sé; tal lo expresado en nuestro anterior encuentro. (silencio)

Por eso en primer término deseo expresarles mi gratitud.

Por supuesto, este fenómeno se produce cuando preparo este monólogo y los pienso antes del encuentro, porque como decíamos, sé que no van a contestar cada vez que exprese un planteo con el objeto de invitarlos a compartir mis pensamientos y reflexiones, cada vez que les comparto mi ser.

Hace días me viene dando vueltas en la cabeza lo siguiente, “¿puede la música, en su acompañamiento, contribuir a plantearse determinadas cuestiones? (comienza a escucharse Claro de Luna de Claude Debussy)

En lo personal me resulta relajante, me da paz y siento que abre mi mente. Cuando estoy abierta y concentrada en mis elucubraciones comienza la claridad.

También esas circunstancias me permiten solicitar, sencillamente, la asistencia de mi Ser Superior. (gesto esperanzador con mano izquierda y mirada hacia arriba)

Sé que el de cada uno puede ser diferente, y todos son respetables.

Y lo que quiero compartir hoy es el “hacerse cargo”.

En todo lo que sucede tengo responsabilidad.

Como siempre, voy a enfocarme en las relaciones.

Ante algún suceso que nos hace sentir mal, solemos buscar a quién o qué echarle la culpa.

Me sucedió sentirme decepcionada por otras personas cuando, por ejemplo, les pido buscar un momento para conversar. El cotidiano hace que los demás estén ocupados y concentrados en sus asuntos y olviden, a veces, cumplir con el compromiso. ¿lo hacen porque no tienen tiempo para nosotros? ¿Acaso no somos lo suficientemente importantes? Estos son cuestionamientos habituales que estoy aprendiendo, conscientemente, a resolver.

Un día, no muy lejano, tuve la respuesta ¿Para qué pierdo tiempo en esas cuestiones? ¿será que mis expectativas están puestas en que los demás piensen y reaccionen como yo pienso que deben hacerlo? ¿para qué pongo mis expectativas en el otro, si son mías?

Si no le adjudico mis expectativas a los demás, no hay motivo para desilusionarse y sentirse mal por eso.

¿Quién soy yo para creer que todo debe ser como pienso? (silencio, mirada pensativa del disertante)

Yo hago las cosas a mi manera mientras los otros, como dice mi coach, otrean a la suya.

Y está bien que así sea.

¡Cada uno de nosotros es único y valioso! (mirada empática)

Es casi inevitable que nos surjan juicios sobre los demás y su accionar, sobre todo cuando nos afecta personalmente. Mas no menos cierto es que podemos elegir qué hacer con ellos.

Los invito a, antes de emitirlos, respirar y tomar unos segundos, para analizar si nuestro juicio responde a una expectativa personal; en cuyo caso podemos intentar acallarlo hasta encontrarnos nuevamente con quien nos lo puede aclarar cara a cara.

Todo esfuerzo, con constancia y buena voluntad ayuda a lograr objetivos.

Hasta la próxima. (se diluye lentamente la música, silencio final mientras abre los brazos y los cierra en gesto de abrazo a todos los interlocutores)

 

Miriam Venezia

21/06/2024

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.