Todo ha sido dicho,
todo ha sido soñado.
La muerte, amiga antigua,
es sombra y liberación.
Cuando el amor muere,
queda solo el eco de su silencio
y la caricia fría de lo eterno.
Todo ha sido sentido.
El viento, caprichoso,
desordenó los recuerdos,
y una vez más,
cerré mi alma y mi pecho.
La noche se hizo eterna,
sin promesas, sin mañanas,
y en su abrazo oscuro,
descansé al fin mi dolor.
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Autor:
Diego Pantoja (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 22 de junio de 2024 a las 11:59
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
Offline)
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