Recordando a mi padre.

el brujo de letziaga

...estoy mirando las hayas y robles a donde venía de niño con mi padre, mientras voy recorriendo la misma senda olorosa que cada mes de mayo nos llevaba hasta María...


...el tesoro de aquellos hongos que hacían magia en su cara decorosa, de días y horas, de alegrías y de sombras, donde las palabras sobraban, y apenas alguna frase de asombro brotaba de forma cortada...


...el aire caliente y desnudo siempre confuso, porque nunca había corneta ni algarada cuando hacíamos fuego con ramas secas, en la explanada de la fuente, tan colmada de frescura con su alma de sangre, rojiza ella, como una rosa de fuego delicada y cantarina...

-¿Sabes padre que parecías poeta, cuando me decías que el agua amaba la tierra?-


...el sol de las tardes puras por el sendero de los caminantes, sin entrar en detalles de contrastes, de aquel tiempo y este de ahora...donde nuestros corazones se elevaban espiritualmente...y Dios nos acompañaba...


...la belleza de la montaña que me enseñabas, traspasada por la luz de un cielo que a veces era inmenso cuando lo sosteníamos con la mirada, al llegar a la cima...


...o aquel coro de sonidos, en sinfonías delicadas y encendidas, de cientos de avecillas libertarias que trinaban con una musicalidad divina...


...parece que fue ayer y el mismo atardecer, pero al mirar mis manos más viejas me doy cuenta que no, y es entonces que quiero gritar a los cuatro vientos que estoy escuchando tu espíritu, del mismo modo que a veces oigo volar una paloma a la que no veo...


¡Ay padre mío!
...de estos recuerdos a la realidad..., ó del recuerdo al sueño...
...o de la ensoñación al recuerdo...
¡Yo que sé!


Pero serás inmortal en este paraje montañoso mientras yo viva,
aunque no sepa si te estoy soñando
...viendo o recordando...
por este sendero entre hayas y robles
...camino de la Sierra Salvada, ascendiendo hacia La Antigua...
¡Tan devotos que éramos nosotros de Ella!

¿Recuerdas que rezábamos un Ave María al llegar arriba?


Que Nuestra Señora de la Antigua te haya sentado a la derecha de su Hijo, Dios Misericordioso y Padre Todopoderoso..., y aprovechando la coyuntura pídele por favor, que guarde un sitio para este modesto poeta tan orgulloso de ser tu hijo y haber convivido contigo tantas horas en la montaña, para que cuando me llegue la hora del eterno día sin fecha podamos juntarnos todos los que en ÉL creemos, por siempre y para siempre en la felicidad eterna.

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