Cada mañana

José Luis Barrientos León

 

He aquí,

mi rostro uniéndose a la mañana

abrigándose con su luz,

para sentirse invulnerable

cuando tu hombro me sostiene

procurando la plenitud de esta hora

 

Bajo el fulgor prístino de tu pecho desnudo

despierto a la vida cuando tu mano me roza

absorto en jardines de silencio,

el esplendor de tu rostro,

me despoja de los mantos,

para sentir la plenitud de tu presencia,

bajo la gravitación matutina de tu cabello emancipado

 

Mi latido desciende bajo la revelación de tu cuerpo

dentro de la albura sublime de esta hora

donde quisiera que el presente se demore

y ser de ti el mismo sueño

recomenzar el día en tus pupilas

y junto a ti,

unir mi rostro a la mañana.

 

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