LA HISTORIA DEL RATON PEREZ

LUIS GRANADILLO RODRIGUEZ

Era una vez Rody Pérez, un ratoncito que vivía con su familia en un agujerito de la pared del sótano de un edificio, ubicado en la ciudad de Navarrete. El agujero no era muy grande, pero tenían todas las comodidades necesarias y, sobre todo, no les faltaba comida. Todos vivían muy felices cerca de una panadería de la ciudad.

 

Por las noches él y su papá Don Ratón, iban a coger harina para hornear su propio pan y todo lo que encontraban para comer.


Un día escuchó un gran alboroto en el piso de arriba y como ratón curioso que era, subió y subió por las cañerías, hasta que llegó al primer piso del edificio. Allí vió un montón de cosas raras, muebles, cuadros, mesas, sillas, lámparas, computadoras, flores, unas camas, tanto así, que parecía que alguien se iría a vivir para ese piso muy pronto.


Al día siguiente subió de nuevo a ver todo aquello y descubrió algo que le gustó muchísimo. Resultó que en el piso de arriba habían puesto una clínica dental. A partir de ese momento subía todos los días a mirar todo lo que hacía el Doctor, miraba y aprendía, volvía a mirar y anotaba, todo lo que podía en un pequeño cuaderno que tenía.

 

Después de ver todo aquello, practicaba con su familia, todo lo que había aprendido. A su mamá le limpió muy bien los dientes, a su hermana le curó un dolor de muela con unos medicamentos, y así fue como el Ratoncito Pérez se fue haciendo famoso.

 

Llegó ha ser tan famoso, pero tan famoso, que venían a visitarlo muchos ratones desde muy lejos. Llegaban Ratones de todas partes de la ciudad para que éste le curara los dientes. Los ratones del campo le traían comida. También llegaban ratones viejitos que usaban sombrero y bastón y le llevaban pan, ratones pequeños, grandes, gordos, flacos, todos querían que el Ratoncito Pérez le arreglara los dientes.


Y entonces, comenzaron a visitarlo ratones ancianos con problemas más grandes, estaban viejitos y no tenían dientes. Todos querían comer turrones, almendras, caramelos, chocolates, chicharrones, chupetas y todo aquello que tanto les gustaba y no podían comer desde que eran jóvenes.

 

El Ratoncito Pérez pensó - pensó y dijo;


-. ¿Cómo puedo ayudar a tantos ratones que confian en mi?


Y casi siempre que tenía dudas, subía a la clínica dental a mirar, allí vió como el Doctor le ponía unos dientes bien buenos a un anciano. Pero resulta que esos dientes los hacían en una fábrica para los dentistas, eran enormes y no le servían a él para nada, y, cuando ya se iba para su casa  sin encontrar la solución, se presentó en la clínica un niño con su mamá.

 

El niño quería que el doctor le quitara un diente de leche que se le movía mucho, o sea, lo tenía flojo. Había que sacarlo para que le saliera rápido el diente fuerte y grande.

 

El doctor lo sacó y se lo dió para que lo guardara de recuerdo.


El Ratoncito Pérez encontró la solución y le dijo a su mamá Ratona:


. - Mamá iré a casa de ese niño y le compraré el diente.


Su mamá Ratona lo felicitó por su inteligencia y le dió permiso para que fuera.

 

El ratón Pérez lo siguió por todas las calles, y cuando por fin llegó a la casa del niño, se encontró con un enorme gato y no pudo entrar. El Ratoncito Pérez inteligentemente, esperó a que todos se durmieran, especialmente el señor gato quien dormía y roncaba como un cochino, así:

 

-rroooonnn… rroooonnn… rroooonnn… 

 

Y así fue como pudo entrar a la habitación del niño y pudo ver que había puesto el diente en el buzón de una casita de juguete que él tenía. Al final, el ratón Pérez dió con él diente del niño, lo agarró y a cambio del diente, le dejó un dinero en el buzón de la casita.

 

A la mañana siguiente, el niño vió el dinero que le dejó el ratoncito Pérez y se puso muy contento, después se lo contó a todos sus amigos del colegio, y a partir de ese día, todos los niños y todas las niñas, dejan sus dientes en sus casitas de juguetes o en sus zapatos, para que venga el ratón Perez y se lleve el diente.

 

Posteriormente el ratón Pérez pasa por la casa de los niños, recoge el diente para llevárselo cuando es de madrugada,  deja el dinero y se lleva el diente.

 


¡ Y Colorín colorado... este cuento se ha terminado!

 


Este cuento lo dedico con todo mi amor a todos los niños del mundo.

 

LUIS GRANADILLO RODRÍGUEZ

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Comentarios +

Comentarios2

  • ElidethAbreu

    Que manera tan genial de reescribir al ratoncito Prez querido poeta.
    Gracias por esos recuerdos que ha traido a mi memoria.

    • LUIS GRANADILLO RODRIGUEZ

      Muchas gracias por su palabras, las mismas me llenan de satisfacción al saber que he podido llegar a su infancia y a la de muchas personas, me nutro cada día más por los comentarios emitidos y la gran receptividad, que tienen mis poemas en el colectivo.

      Muchas felicidades.

      Reciba mi abrazo de Luz.

      • ElidethAbreu

        Abrazos poeta Don Luis.

      • jvnavarro

        Una delicia de cuento
        Un saludo



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